SANTA CLARA DE ASÍS
"... sierva de Cristo, pequeña planta de nuestro Padre Francisco"
Nació en Asís, Italia, en 1193.
Su conversión hacia la vida de plena santidad se efectuó al oír un sermón de
San Francisco de Asís en el cual predicó los sermones de cuaresma y allí
insistió en que para tener plena libertad para seguir a Jesucristo hay que
librarse de las riquezas y bienes materiales.
En secreto se fue a buscar al
santo para pedirle que la instruyera en el modo de lograr conseguir la
perfección cristiana. Él le dijo que había que desprenderse de todo, la animó a
dejar la vida de riquezas y comodidades que llevaba y dedicarse a una vida pobre, de
oración y penitencia. San Francisco
hizo que Clara se fuera a vivir junto a la Iglesia de San Damián en Asís, en
una pobre y humilde casita. Y he aquí que su hermana Inés y su propia madre
decidieron irse también de monjas con ella. Y muchas muchachas más se dejaron
atraer por esa vida de oración y recogimiento, y así pronto el convento estaba
lleno de mujeres dedicadas a la santidad.
A los 18 años se consagró a
Cristo e inició una vida de pobreza radical, renunciando a todo lo que tenía y
prometiendo vivir sin poseer nada. Comenzaba así la Segunda Orden Franciscana:
Las Damas Pobres o Clarisas. Esto sucedía en Santa María de los Ángeles
(Porciúncula), la iglesia restaurada por San Francisco.

Siguiendo las enseñanzas y
ejemplos de su maestro San Francisco, quiso Santa Clara que sus conventos no
tuvieran riquezas de ninguna clase. Y aunque muchas veces le ofrecieran regalos
de bienes para asegurar el futuro de sus religiosas, no los quiso aceptar. Al Sumo Pontífice que le ofrecía unas rentas
para su convento le escribió: "Santo Padre: le suplico que no me absuelva
ni me libre de la obligación que tengo de ser pobre como lo fue
Jesucristo". A quienes le decían que había que pensar en el futuro, les
respondía con aquellas palabras de Jesús: "Mi padre celestial que alimenta
a las avecillas del campo, nos sabrá alimentar también a nosotros".
Hoy las religiosas Clarisas son
18,000 en 1,248 conventos en el mundo. Nuestra Santa estuvo 27 años enferma, pero su enfermedad la soportaba
con paciencia heroica. San Francisco ya
había muerto y tres de los discípulos preferidos del santo, Fray Junípero, Fray
Angel y Fray León, le leyeron a Clara la Pasión de Jesús mientras ella
agonizaba. La santa repetía: "Desde que me dedique a pensar y meditar en
la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, ya los dolores y sufrimientos
no me desaniman sino que me consuelan".
Murió en San Damián, a las
afueras de Asís, el 11 de Agosto de 1253. Fue canonizada solo dos años después
por Alejandro IV. Dejó cuatro cartas, la Regla y el testamento. "Vete en
paz ya que has seguido el buen camino; vete confiada, ya que tu creador te ha
santificado, custodiado incesantemente y amado con la ternura de una madre con
su hijo". "Oh Dios, bendito seas por haberme creado". Estas
fueron las últimas palabras de una gran mística llena de alegría y de amor a
Dios y a los hombres.